
lunes, 4 de julio de 2011
Cronograma Electoral
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Define las fechas en que tendrán lugar las principales actividades electorales de 2011: desde la publicación anticipada de los datos de los electores hasta el escrutinio definitivo de las elecciones nacionales, pasando por la realización de las primeras elecciones primarias de nuestra historia.
Define las fechas en que tendrán lugar las principales actividades electorales de 2011: desde la publicación anticipada de los datos de los electores hasta el escrutinio definitivo de las elecciones nacionales, pasando por la realización de las primeras elecciones primarias de nuestra historia.
sábado, 2 de julio de 2011
Elecciones Primarias
Por Marcelo Ríos
El 14 de agosto son la elecciones primarias. Somos dirigentes políticos y nuestra tarea es ser agentes de democratización entre nuestros amigos, familiares y vecinos. Explicar de que se tratan las elecciones primarias es la tarea militante que trabajaremos fuertemente este mes. ADN acompaña, sumate a divulgar la información.
viernes, 1 de julio de 2011
El Legado de Perón
Fue un predestinado, un justiciero prudente y desbordado de templanza, el cerebro de un sistema que rompió con los moldes dependientes dominantes. El vuelo del cóndor lo acompañó desde niño.
Para ello se preparó. Para conducir pueblos. Jamás para figurar como lugarteniente de comités. No podía entender la justicia social sin un gobierno nacional que hiciera "lo que el pueblo quiere" y "defendiera un sólo interés: el del pueblo".
Concibió la política sencillamente así: como un instrumento -y no un fin- por el que se satisfacen las ansias reivindicativas populares.
concibió la comunidad organizada
Fue conductor, poeta, maestro, historiador, escritor y, fundamentalmente, amigo. Conversó de igual a igual con su pueblo, sin medias tintas ni reservas mentales, sin secretos ni engaños, de frente y con la verdad porque ésta, como de forma recurrente se encargaba de puntualizar, "habla siempre sin artificios".
Convirtió un enclave colonial en una orgullosa Nación, industrializada e inmersa altivamente en el concierto mundial. Dio a manos llenas, de forma generosa. Planificó, construyó y legó toda una concepción ideológica y doctrinaria aún incomprendida por quienes sueñan con un país bananero y ahistórico.
La reacción oligárquica de 1955 cercenó el sistema de realizaciones.
un 1 de julio de 1974, a las 13.15, rubricó eternamente su legado, su pensamiento aún vigente, sus consejos e instrucciones precisas e inconmovibles, su convocatoria a la unidad de todos y su llamado a vivir con el fruto del trabajo argentino.
lunes, 27 de junio de 2011
martes, 1 de marzo de 2011
miércoles, 27 de octubre de 2010
¡¡ ADIOS COMPAÑERO NESTOR !!!

Escribimos totalmente en caliente. Por eso no nos pidan sutilezas, precisiones y diagnósticos certeros para el futuro de todos nosotros.
Nos embarga un profundo dolor que, tal vez mezquinamente, tenga que ver con lo que Néstor representó aquel 25 de mayo de 2003: el renacimiento de la esperanza popular y la posibilidad de continuar con la revolución peronista.
Quienes somos coetáneos de Néstor, ya hemos recibido grandes sacudidas desde nuestra propia historia; por eso esperamos (y deseamos) que, a fuerza de tanto martillazo, hayamos adquirido el temple necesario para no caer en los viejos errores.
Es así, entonces, que en el fortalecimiento de lo institucional encontraremos el camino que permita seguir avanzando a la voluntad popular.
Respecto de algunos comentarios con relación al cómo hará Cristina, para enfrentar lo que resta del proyecto puesto en marcha, no tengo duda alguna: Cristina es el mejor cuadro y conductor político que hoy tiene la patria.
Para quienes se empeñan en establecer si Néstor era la locomotora, o ese papel lo cumplía Cristina, les decimos que ese planteo es típico de quienes necesitan un papá o mamá que los conduzca; o si se quiere, necesitan de alguien que establezca un orden jerárquico basado en lo formal, en lugar de hacerlo en la calidad y representatividad que tenga una propuesta.
Así las cosas, tenemos la firme convicción de que a Cristina le sobra paño. La pregunta es …si a todos los demás nos da el paño.
Fortalecer a Cristina es la consigna. No porque ella no la tenga; sino para que los interesados en destruir nuestro avance en el modelo popular, nacional y latinoamericano, tomen nota que el Pueblo está alerta a los zarpazos que intentará dar el antipueblo.
Quienes intentan poner a Cristina en situación de debilidad, están diciendo que el Pueblo es un niño que necesita tutela, y que esa tutela sólo pueden darla ellos, los oligarcas de siempre.
Y a no confundirse compañeros; si esto puede llegar a ocurrir, de manera más fuerte que nunca en los últimos 55 años, es porque estamos más cerca que nunca de ganar la histórica pulseada.
Por eso nuestro grito de ¡¡ Fuerza Cristina !!, debe ser entendido, fundamentalmente, como una advertencia hacia nosotros mismos, para no bajar los brazos y redoblar esfuerzos; pero también, como una advertencia hacia los que creen que el Pueblo es un bizcocho a ser comido de un bocado.
Compañeras y compañeros, hoy más que nunca:
¡¡ ADELANTE CON LA REVOLUCIÓN PERONISTA!!
Marcelo RÍOS | Alfredo DELOGU
Secretario General Presidente
viernes, 10 de septiembre de 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
Retenciones y la retención del discurso
Por Lic. Arturo Trinelli
Luego del gran protagonismo que asumieron en épocas de debate sobre la Resolución 125 que les posibilitó dominar la agenda mediática durante bastante tiempo, las corporaciones agropecuarias han vuelto a fondo con un renovado reclamo por la eliminación de las retenciones a las exportaciones. Nuevamente el pedido consigue su punto máximo de expresión en el discurso del presidente de la Sociedad Rural Argentina al inaugurar una nueva exposición anual, pero con la insólita característica de transformar la institución de Biolcati en una suerte de Parlamento bis donde los principales dirigentes de la oposición se dieron cita para deliberar. De esta manera, por un instante no fue el pueblo quien gobernó a través de sus representantes sino la Mesa de Enlace y sus dirigentes quienes interpelaron a la clase política, alentando una peligrosa corporización del debate que cuanto menos distorsiona la tan remanida demanda por calidad institucional que se le hace al Gobierno, desplazando al Congreso, el ámbito natural de deliberación de todo legislador, por una institución cuya trayectoria en la historia nunca se caracterizó precisamente por el respeto a los poderes de la República.
Entre otras críticas de quienes hoy por hoy se reconocen como principales opositores al kirchnerismo, se volvió a hablar sobre la supuesta falta de confianza de los empresarios para invertir en el país. Se trata ni más ni menos de la dimensión económica de otras críticas que se estructuran en el mismo eje opositor, como el “aislamiento del mundo” para reclamar una nueva inserción argentina en el exterior, que en general suele privilegiar la buena conducta frente a las grandes potencias (expresada en el acatamiento acrítico de las recetas económicas de los organismos multinacionales de crédito, propio de los noventa) por sobre la alianza estratégica con los vecinos sudamericanos para reforzar la región de las políticas de esos organismos y la influencia desmedida de sus intervenciones ante cualquier controversia que pudiera surgir, como la más reciente entre Colombia y Venezuela, resuelta gracias a una eficaz gestión de Unasur. Así, superar los conflictos regionales con instituciones autóctonas no sería un indicador de inserción mundial ni posicionamiento geopolítico sino todo lo contrario, se trataría de un peligroso aislamiento que nos coloca en la periferia de las preferencias de las principales potencias.
El correlato a nivel doméstico que configura este tipo de pensamiento es naturalizar una supuesta impotencia estatal para implementar cualquier tipo de regulación, evitando hostilizar a los mercados, donde la intención recaudatoria del Estado en realidad escondería simplemente la intención de “hacer caja”. De manera que falta de confianza o inseguridad jurídica más aislamiento del mundo parecen ser lo nuevo del viejo reclamo del conglomerado empresario opositor, que expresa la imposibilidad de renovar un discurso sostenido desde hace décadas y que con diferentes matices confluye siempre en las mismas demandas. Salvo, claro está, que el Estado delegue totalmente estas atribuciones al mercado y en consecuencia quede simplemente reducido a ser fiscal de las extraordinarias ganancias de quienes desde siempre se han favorecido de estas demandas para hacer valer sus intereses corporativos y económicos. Por lo tanto, no hay nada original en el pensamiento de derecha argentino. Peor aún: expresa la imposibilidad de articular un discurso innovador y refleja lo frágil de sus argumentaciones si lo único que tiene para ofrecernos es quedarse añorando las épocas de “granero del mundo” mientras se perseguían trabajadores y se anulaban derechos civiles y políticos.
Afuera es mejor
Hasta aquí, entonces, nada nuevo. El discurso de Biolcati y de los dirigentes políticos que lo avalaron con su presencia es el reflejo de la elite política Argentina de hace cien años, pero en el 2010. Lo que sí se observa una y otra vez por parte de un influyente sector del mundo empresario y de los políticos encolumnados detrás de sus demandas es un intento claro por deteriorar al gobierno. El problema es que para los empresarios de nuestro país, o la mayoría de ellos, nunca es oportuno invertir en la Argentina. Sea por falta de confianza o inseguridad jurídica, siempre resulta más tentador enviar el dinero afuera que invertirlo localmente en actividades que generen riqueza y trabajo. Así se promueve un círculo vicioso donde la continua apuesta por las inversiones en el exterior contribuye a la precariedad de la economía. Parte del empresariado local es reticente a la generación de actividades productivas, por lo que en la actualidad el Estado debe asumir esa función casi en soledad. La falta de una burguesía con conciencia nacional y apuesta por el desarrollo local ha sido una constante en la Argentina, sea por acción u omisión de la propia clase empresaria o por haber sido ese Estado, en especial durante los noventa, capaz de erosionar sus propios fundamentos de legitimidad regulatoria frente a esa burguesía.
El cortoplacismo en el que se mueve el empresariado local torna más rentable la maximización de ganancias ante el elevado precio internacional de la soja. En consecuencia el interrogante que se plantean es: por qué ceder parte de la riqueza a un Estado que lo utilizará para abultar la "caja" y fomentar el “clientelismo”. La idea es que invertir en la Argentina no vale la pena y es mejor tener el dinero en el extranjero porque nuestro país no ofrece las garantías de inversión suficiente para volcar los recursos aquí. Los más de 150 mil millones de dólares que tienen los argentinos en el exterior son una prueba de ello.
No hace falta rastrear los personajes que siempre dominaron la escena de la Sociedad Rural Argentina para darse cuenta la orientación política de quienes son sus interlocutores en la actualidad. Lo que sí resulta penoso es que muchos dirigentes políticos, que hicieron de la distribución de la riqueza y de los principios de la justicia social ejes de su discurso, hoy confluyan sin ningún cuestionamiento a escuchar estas argumentaciones que son características de la derecha argentina desde el fondo de la historia.
Un modelo en disputa
La soja es una actividad rentista que, sin otro factor de tanto peso como la suerte de quienes poseen tierras fértiles, ha generado un volumen de ganancias para sus propietarios semejantes a cualquier otro tipo de actividad extractiva, como la de hidrocarburos o minería. Pero también representa la paradoja de los países que, ricos en recursos naturales, son al mismo tiempo subdesarrollados: en la medida en que basan su estructura económica en la explotación de esos recursos, no logran dinamizar otros sectores de la economía ni el capital o el trabajo asociados a esas actividades. No se pone en juego ningún factor de producción más que las bondades de la naturaleza. Por eso la renta que se genera es tan grande en relación a otras actividades que requieren de otros costos de producción, mucho más elevados que sembrar la tierra. Por lo tanto, en la discusión por las retenciones, también está en disputa la discusión sobre un modelo de acumulación: seguir confiando en la naturaleza y sus recursos, muchos de ellos no renovables (un día se terminará el petróleo, algún día no habrá más montañas para dinamitar en la búsqueda de minerales) o por el contrario apostar a otras actividades productivas que no reduzcan la actividad económica exclusivamente a industrias donde lo único en juego son las bondades de la naturaleza, sin ningún otro tipo de riesgo empresario.
Por supuesto que el boom sojero es una realidad que tiene su explicación en el empuje de grandes economías que demandan alimentos, como China o India. Pero la historia de nuestro país también demuestra que ser exclusivamente un productor de alimentos para abastecer a un puñado de naciones no es más que perpetuar la dependencia y el subdesarrollo económico si las ganancias que propicia la soja, tan importantes en la actualidad, no se utilizan para el desarrollo de otras industrias que le permitan a la Argentina asegurarse un futuro más allá de la oleaginosa. El boom es efímero por definición: si la producción de soja fuera rentable por siempre ya no sería un boom, su modelo no estaría en cuestión y la Argentina ya habría encontrado en ella las puertas al desarrollo. El problema es que en nuestro país cualquier proceso de industrialización que se ha intentado encarar siempre ha confrontado con esta demanda de las corporaciones rurales por ser productores de alimentos y basar la economía nacional exclusivamente en las bondades “del campo”. De allí que parte del discurso se estructure en torno a pretender identificar las demandas del campo con las del conjunto de la sociedad y hacernos creer que “cultivar la tierra es servir a la patria”.
La inquietud radica entonces en pensar para qué utilizarían las corporaciones agropecuarias los miles de millones de pesos que el Estado dejaría de percibir si se eliminaran los derechos de exportación. ¿Lo harían para invertir en el país y desarrollar tecnología de punta para incorporar un desarrollo mayor a la producción de la soja en la cadena de valor? ¿Destinarían esos recursos a fomentar prácticas productivas compatibles con el medio ambiente, de manera de atenuar el impacto del glifosato sobre el suelo? O, mejor aún, ¿resolverían la permanente tensión entre volcarse a la producción de lo más rentable garantizando el abastecimiento de otros bienes a nivel local, de manera de asegurar la soberanía alimentaria de los argentinos? Las respuestas a estos interrogantes continúan abiertas, mientras el discurso de las corporaciones en defensa de sus intereses se perpetúa retenido en el tiempo a costa del futuro de nuestra nación.
Arturo Trinelli
Licenciado en Ciencia Política (UBA)
Luego del gran protagonismo que asumieron en épocas de debate sobre la Resolución 125 que les posibilitó dominar la agenda mediática durante bastante tiempo, las corporaciones agropecuarias han vuelto a fondo con un renovado reclamo por la eliminación de las retenciones a las exportaciones. Nuevamente el pedido consigue su punto máximo de expresión en el discurso del presidente de la Sociedad Rural Argentina al inaugurar una nueva exposición anual, pero con la insólita característica de transformar la institución de Biolcati en una suerte de Parlamento bis donde los principales dirigentes de la oposición se dieron cita para deliberar. De esta manera, por un instante no fue el pueblo quien gobernó a través de sus representantes sino la Mesa de Enlace y sus dirigentes quienes interpelaron a la clase política, alentando una peligrosa corporización del debate que cuanto menos distorsiona la tan remanida demanda por calidad institucional que se le hace al Gobierno, desplazando al Congreso, el ámbito natural de deliberación de todo legislador, por una institución cuya trayectoria en la historia nunca se caracterizó precisamente por el respeto a los poderes de la República.
Entre otras críticas de quienes hoy por hoy se reconocen como principales opositores al kirchnerismo, se volvió a hablar sobre la supuesta falta de confianza de los empresarios para invertir en el país. Se trata ni más ni menos de la dimensión económica de otras críticas que se estructuran en el mismo eje opositor, como el “aislamiento del mundo” para reclamar una nueva inserción argentina en el exterior, que en general suele privilegiar la buena conducta frente a las grandes potencias (expresada en el acatamiento acrítico de las recetas económicas de los organismos multinacionales de crédito, propio de los noventa) por sobre la alianza estratégica con los vecinos sudamericanos para reforzar la región de las políticas de esos organismos y la influencia desmedida de sus intervenciones ante cualquier controversia que pudiera surgir, como la más reciente entre Colombia y Venezuela, resuelta gracias a una eficaz gestión de Unasur. Así, superar los conflictos regionales con instituciones autóctonas no sería un indicador de inserción mundial ni posicionamiento geopolítico sino todo lo contrario, se trataría de un peligroso aislamiento que nos coloca en la periferia de las preferencias de las principales potencias.
El correlato a nivel doméstico que configura este tipo de pensamiento es naturalizar una supuesta impotencia estatal para implementar cualquier tipo de regulación, evitando hostilizar a los mercados, donde la intención recaudatoria del Estado en realidad escondería simplemente la intención de “hacer caja”. De manera que falta de confianza o inseguridad jurídica más aislamiento del mundo parecen ser lo nuevo del viejo reclamo del conglomerado empresario opositor, que expresa la imposibilidad de renovar un discurso sostenido desde hace décadas y que con diferentes matices confluye siempre en las mismas demandas. Salvo, claro está, que el Estado delegue totalmente estas atribuciones al mercado y en consecuencia quede simplemente reducido a ser fiscal de las extraordinarias ganancias de quienes desde siempre se han favorecido de estas demandas para hacer valer sus intereses corporativos y económicos. Por lo tanto, no hay nada original en el pensamiento de derecha argentino. Peor aún: expresa la imposibilidad de articular un discurso innovador y refleja lo frágil de sus argumentaciones si lo único que tiene para ofrecernos es quedarse añorando las épocas de “granero del mundo” mientras se perseguían trabajadores y se anulaban derechos civiles y políticos.
Afuera es mejor
Hasta aquí, entonces, nada nuevo. El discurso de Biolcati y de los dirigentes políticos que lo avalaron con su presencia es el reflejo de la elite política Argentina de hace cien años, pero en el 2010. Lo que sí se observa una y otra vez por parte de un influyente sector del mundo empresario y de los políticos encolumnados detrás de sus demandas es un intento claro por deteriorar al gobierno. El problema es que para los empresarios de nuestro país, o la mayoría de ellos, nunca es oportuno invertir en la Argentina. Sea por falta de confianza o inseguridad jurídica, siempre resulta más tentador enviar el dinero afuera que invertirlo localmente en actividades que generen riqueza y trabajo. Así se promueve un círculo vicioso donde la continua apuesta por las inversiones en el exterior contribuye a la precariedad de la economía. Parte del empresariado local es reticente a la generación de actividades productivas, por lo que en la actualidad el Estado debe asumir esa función casi en soledad. La falta de una burguesía con conciencia nacional y apuesta por el desarrollo local ha sido una constante en la Argentina, sea por acción u omisión de la propia clase empresaria o por haber sido ese Estado, en especial durante los noventa, capaz de erosionar sus propios fundamentos de legitimidad regulatoria frente a esa burguesía.
El cortoplacismo en el que se mueve el empresariado local torna más rentable la maximización de ganancias ante el elevado precio internacional de la soja. En consecuencia el interrogante que se plantean es: por qué ceder parte de la riqueza a un Estado que lo utilizará para abultar la "caja" y fomentar el “clientelismo”. La idea es que invertir en la Argentina no vale la pena y es mejor tener el dinero en el extranjero porque nuestro país no ofrece las garantías de inversión suficiente para volcar los recursos aquí. Los más de 150 mil millones de dólares que tienen los argentinos en el exterior son una prueba de ello.
No hace falta rastrear los personajes que siempre dominaron la escena de la Sociedad Rural Argentina para darse cuenta la orientación política de quienes son sus interlocutores en la actualidad. Lo que sí resulta penoso es que muchos dirigentes políticos, que hicieron de la distribución de la riqueza y de los principios de la justicia social ejes de su discurso, hoy confluyan sin ningún cuestionamiento a escuchar estas argumentaciones que son características de la derecha argentina desde el fondo de la historia.
Un modelo en disputa
La soja es una actividad rentista que, sin otro factor de tanto peso como la suerte de quienes poseen tierras fértiles, ha generado un volumen de ganancias para sus propietarios semejantes a cualquier otro tipo de actividad extractiva, como la de hidrocarburos o minería. Pero también representa la paradoja de los países que, ricos en recursos naturales, son al mismo tiempo subdesarrollados: en la medida en que basan su estructura económica en la explotación de esos recursos, no logran dinamizar otros sectores de la economía ni el capital o el trabajo asociados a esas actividades. No se pone en juego ningún factor de producción más que las bondades de la naturaleza. Por eso la renta que se genera es tan grande en relación a otras actividades que requieren de otros costos de producción, mucho más elevados que sembrar la tierra. Por lo tanto, en la discusión por las retenciones, también está en disputa la discusión sobre un modelo de acumulación: seguir confiando en la naturaleza y sus recursos, muchos de ellos no renovables (un día se terminará el petróleo, algún día no habrá más montañas para dinamitar en la búsqueda de minerales) o por el contrario apostar a otras actividades productivas que no reduzcan la actividad económica exclusivamente a industrias donde lo único en juego son las bondades de la naturaleza, sin ningún otro tipo de riesgo empresario.
Por supuesto que el boom sojero es una realidad que tiene su explicación en el empuje de grandes economías que demandan alimentos, como China o India. Pero la historia de nuestro país también demuestra que ser exclusivamente un productor de alimentos para abastecer a un puñado de naciones no es más que perpetuar la dependencia y el subdesarrollo económico si las ganancias que propicia la soja, tan importantes en la actualidad, no se utilizan para el desarrollo de otras industrias que le permitan a la Argentina asegurarse un futuro más allá de la oleaginosa. El boom es efímero por definición: si la producción de soja fuera rentable por siempre ya no sería un boom, su modelo no estaría en cuestión y la Argentina ya habría encontrado en ella las puertas al desarrollo. El problema es que en nuestro país cualquier proceso de industrialización que se ha intentado encarar siempre ha confrontado con esta demanda de las corporaciones rurales por ser productores de alimentos y basar la economía nacional exclusivamente en las bondades “del campo”. De allí que parte del discurso se estructure en torno a pretender identificar las demandas del campo con las del conjunto de la sociedad y hacernos creer que “cultivar la tierra es servir a la patria”.
La inquietud radica entonces en pensar para qué utilizarían las corporaciones agropecuarias los miles de millones de pesos que el Estado dejaría de percibir si se eliminaran los derechos de exportación. ¿Lo harían para invertir en el país y desarrollar tecnología de punta para incorporar un desarrollo mayor a la producción de la soja en la cadena de valor? ¿Destinarían esos recursos a fomentar prácticas productivas compatibles con el medio ambiente, de manera de atenuar el impacto del glifosato sobre el suelo? O, mejor aún, ¿resolverían la permanente tensión entre volcarse a la producción de lo más rentable garantizando el abastecimiento de otros bienes a nivel local, de manera de asegurar la soberanía alimentaria de los argentinos? Las respuestas a estos interrogantes continúan abiertas, mientras el discurso de las corporaciones en defensa de sus intereses se perpetúa retenido en el tiempo a costa del futuro de nuestra nación.
Arturo Trinelli
Licenciado en Ciencia Política (UBA)
miércoles, 28 de julio de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
"La imagen positiva de Cristina está en 52%"
Lo dijo Roberto Bacman
14-07-2010 / En Radio América, el politólogo y director de la encuestadora CEOP aseguró que la imagen positiva de la Presidenta creció. También indicó que el mejor candidato del Peronismo Federal es Eduardo Duhalde. "La oposición corre el riesgo de no superar el 40% de Kirchner en primera vuelta", agregó.
En diálogo con Radio América, aseguró: "La imagen positiva de la Presidenta ha crecido, está en un 52 por ciento". Agregó que "la oposición corre el riesgo de no superar el 40% de Kirchner en primera vuelta" y subrayó que dentro del Peronismo Federal, muchos no votarían por Mauricio Macri.
"Reutemann no tiene la misma intención de voto que tenía años atrás", detalló Bacman y dijo que "Macri y De Narváez van al mismo electorado".
Respecto a la situación en la UCR, apuntó que "el Cobismo o el Panradicalismo con Alfonsín son más rivales de Kirchner", aunque el Radicalismo "debe remontar la mochila del fracaso económico de sus gobiernos".
14-07-2010 / En Radio América, el politólogo y director de la encuestadora CEOP aseguró que la imagen positiva de la Presidenta creció. También indicó que el mejor candidato del Peronismo Federal es Eduardo Duhalde. "La oposición corre el riesgo de no superar el 40% de Kirchner en primera vuelta", agregó.
En diálogo con Radio América, aseguró: "La imagen positiva de la Presidenta ha crecido, está en un 52 por ciento". Agregó que "la oposición corre el riesgo de no superar el 40% de Kirchner en primera vuelta" y subrayó que dentro del Peronismo Federal, muchos no votarían por Mauricio Macri.
"Reutemann no tiene la misma intención de voto que tenía años atrás", detalló Bacman y dijo que "Macri y De Narváez van al mismo electorado".
Respecto a la situación en la UCR, apuntó que "el Cobismo o el Panradicalismo con Alfonsín son más rivales de Kirchner", aunque el Radicalismo "debe remontar la mochila del fracaso económico de sus gobiernos".
viernes, 2 de julio de 2010
Antes de 6,7,8 ya nos planteabamos la cuestion comunicacional
por Lic. Virginia Solari | ADN Peronismo 2.0
en abril 2008
en abril 2008
martes, 29 de junio de 2010
viernes, 4 de junio de 2010
Partido de 4 de Junio
¿Sabía usted que…Lanús no siempre fue Lanús?

Desde su nacimiento se llamó
Partido de “4 de Junio”.
¿Por qué se llamó 4 de Junio?
En alusión a la denominada Revolución del 4 de Junio de 1943, que puso fin a la década infame de gobiernos pro británicos y oligárquicos. Integrantes de aquel movimiento revolucionario fueron Edelmiro Farrell, nacido en Valentín Alsina, y Juan Domingo Perón, quien a pesar de no ocupar los primeros planos en aquel momento, ocuparía dentro de aquel gobierno lugares sensibles para el desarrollo del pueblo. A partir del 4 de Junio se comenzó a materializar la concepción de un movimiento basado en la Justicia Social que daría a luz el 17 de Octubre de 1945. Por eso Lanús se llamó Partido de 4 de Junio desde que nació en 1945 y durante diez años, hasta que en 1955 se lo borró de la memoria.
¿Por qué dejó de llamarse 4 de junio?
Porque el Golpe del 55, que derrocó a Perón, cambió su nombre con el objeto de borrar de la memoria del Pueblo todo vestigio de peronismo. Al ser el 4 de Junio una fecha que simboliza un ideario contrario a lo que vino a significar la “Revolución Fusiladora”, no hubo más remedio que borrar del mapa el nombre de “Partido de 4 de Junio”. Por tal motivo en 1955 el gobierno del golpe modifica el nombre de "4 de junio" por el de Lanús, que se mantiene en la actualidad.
Otro dato… el 1ero de enero del 1945, en medio de una gran fiesta cívica con miles de ciudadanos en las calles, tomó posesión del cargo el primer intendente (comisionado) del Partido de “4 de Junio” (Lanús), Don Juan Piñeiro. Dicha asunción se realizó con la presencia histórica para nuestro Municipio del Presidente de la Nación Edelmiro Farrell y del Vicepresidente Juan Domingo Perón, quienes se dirigieron a todo el pueblo desde el balcón del actual Consejo Deliberante. Balcón actualmente en desuso.
Con el objeto de fortalecer la identidad y el orgullo de nuestro pueblo lanusense, rescatamos el simbolismo de esta fecha y su significado para el Peronismo, afirmando que Lanús es, fue y será Peronista.
Desde su nacimiento se llamó
Partido de “4 de Junio”.
¿Por qué se llamó 4 de Junio?
En alusión a la denominada Revolución del 4 de Junio de 1943, que puso fin a la década infame de gobiernos pro británicos y oligárquicos. Integrantes de aquel movimiento revolucionario fueron Edelmiro Farrell, nacido en Valentín Alsina, y Juan Domingo Perón, quien a pesar de no ocupar los primeros planos en aquel momento, ocuparía dentro de aquel gobierno lugares sensibles para el desarrollo del pueblo. A partir del 4 de Junio se comenzó a materializar la concepción de un movimiento basado en la Justicia Social que daría a luz el 17 de Octubre de 1945. Por eso Lanús se llamó Partido de 4 de Junio desde que nació en 1945 y durante diez años, hasta que en 1955 se lo borró de la memoria.
¿Por qué dejó de llamarse 4 de junio?
Porque el Golpe del 55, que derrocó a Perón, cambió su nombre con el objeto de borrar de la memoria del Pueblo todo vestigio de peronismo. Al ser el 4 de Junio una fecha que simboliza un ideario contrario a lo que vino a significar la “Revolución Fusiladora”, no hubo más remedio que borrar del mapa el nombre de “Partido de 4 de Junio”. Por tal motivo en 1955 el gobierno del golpe modifica el nombre de "4 de junio" por el de Lanús, que se mantiene en la actualidad.
Otro dato… el 1ero de enero del 1945, en medio de una gran fiesta cívica con miles de ciudadanos en las calles, tomó posesión del cargo el primer intendente (comisionado) del Partido de “4 de Junio” (Lanús), Don Juan Piñeiro. Dicha asunción se realizó con la presencia histórica para nuestro Municipio del Presidente de la Nación Edelmiro Farrell y del Vicepresidente Juan Domingo Perón, quienes se dirigieron a todo el pueblo desde el balcón del actual Consejo Deliberante. Balcón actualmente en desuso.
Con el objeto de fortalecer la identidad y el orgullo de nuestro pueblo lanusense, rescatamos el simbolismo de esta fecha y su significado para el Peronismo, afirmando que Lanús es, fue y será Peronista.
miércoles, 2 de junio de 2010
Debate Abierto sobre el 4 de Junio
4 de Junio, ¿Golpe de Estado o Revolución?
Con el objeto de ejercitar el Análisis Político de los Acontecimientos Históricos y realizar la Actualización Doctrinaria que nos caracteriza como agrupación peronista, invitamos al Debate Abierto sobre la Revolución del 4 de Junio del 43. La misma se llevará a cabo en el café La Quintana de Lanús, el proximo jueves 3 de Junio a las 20.30hs. Esperamos contar con su presencia.
viernes, 21 de mayo de 2010
CRISTINA en la CUMBRE IBEROAMERICANA

por LA PERONOSFERA
Comitivas "K" brindaron ponencias y
debate en España:
Cristina brilló en la Cumbre Iberoamericana: http://www.pjdigital.org/2010/05/20/espana-un-huracan-llamado-cristina/
Sebastián Lorenzo presentó el libro Gobierno Abierto en Cáceres junto al
Presidente de Extremadura : http://www.pjdigital.org/2010/05/20/libro-sobre-gobierno-abierto-se-presento-en-extremadura/
Osvaldo Nemirovsci expuso sobre "Independencia Tecnológica" en
Santander: http://www.pjdigital.org/2010/05/20/osvaldo-nemirovsci-expuso-en-espana-sobre-independencia-tecnologica/
Aníbal Fernández realizó un completo seguimiento de la Cumbre
Iberoamericana en su blog: http://anibalfernandez.com.ar/Cristina/
OTRAS NOTICIAS:
Agenda Completa de los eventos por el Bicentenario: http://www.pjdigital.org/2010/05/20/dia-a-dia-la-agenda-del-bicentenario/
Encuentro del Movimiento Peronista Bloguero: http://www.pjdigital.org/2010/05/20/%E2%80%9Cconvocatoria-bloguera-por-el-bicentenario%E2%80%9D-invitan-mpb-y-el-centro-cultural-padre-mujica/
Repercusiones del Acto K en Río Gallegos: http://www.pjdigital.org/2010/05/19/rio-gallegos-boxing-club-repercusiones-de-la-visita-de-nestor-kirchner/
Saludos
PJ Digital
Visitar LA PERONOSFERA en: http://peronosfera.ning.com/?xg_source=msg_mes_network
jueves, 25 de febrero de 2010
"Peronismo versus Peronismo", por Arturo Trinelli (Licenciado en Ciencias Políticas)
De Narváez y Kirchner. A más de un año de la resolución 125 y tras un largo camino recorrido desde las elecciones del 28 de junio, el kirchnerismo no acusó recibo de un destino casi obligado al aislamiento, la atomización y el declive. Por el contrario, puso en cuestión la mayoría de los análisis que por esa fecha se hacían, vaticinando sobre su suerte con pronósticos que, incluso, lo daban por muerto antes de completar el mandato.

Hoy, el kirchnerismo sigue adelante, con todas sus contradicciones y limitaciones, pero dispuesto a conducir el PJ y terminar el mandato de CFK con capacidad como para imponer la agenda política y continuar con elementos fundamentales de su gestión, como han sido, entre otras, las políticas de desendeudamiento y reindustrialización con inclusión social, en donde el éxito de la recaudación fiscal ha sido clave para mantener altos estándares de gasto público. Los números han sido más generosos con Néstor Kirchner que lo que vienen siendo con Cristina Fernández, es cierto, pero ambos gobiernos han impuesto una continuidad en ese sentido.

Por lo tanto, con un kirchnerismo todavía en pie, es interesante comenzar a analizar posibles candidaturas para las elecciones del año que viene, pese a que a algunos dirigentes les moleste lanzar su nombre con tanta antelación, acaso pensando que tal circunstancia les restaría puntos ante una campaña que se supone siempre desgastante y crispada. Los tiempos de la política suelen ser vertiginosos y la sensibilidad de los medios de comunicación, como siempre, es un factor de peso para posicionar ciertos candidatos por sobre otros. Así, cada candidato evaluará con detenimiento su desempeño y repercusión en el humor popular, tan proclive a oscilar en un péndulo que prioriza la estabilidad económica y la seguridad laboral.

La otra seguridad, la física, constituye una demanda importante de la clase media, que tiene la capacidad para anteponer sus reclamos y colocarlos como ejes de preocupación de “la gente” y tema de discusión en los debates de campaña de los candidatos.

Nuevo escenario. En primer lugar, la tentación de analizar posibles candidatos impone imaginar un nuevo escenario político a partir de la Ley de Reforma Política sancionada a fines del año pasado, que obliga a quienes aspiren a la presidencia a someterse a un proceso de elecciones primarias, simultáneas, abiertas y obligatorias, y además el partido debe obtener un piso mínimo de votos, estipulado en 1,5% del padrón. Así, teniendo que prestar especial atención al desenvolvimiento de los partidos, la política busca recuperar el protagonismo cedido en los últimos años al show mediático que ironizaba sobre los dirigentes pero que al mismo tiempo constituía un elemento de consideración a la hora de evaluar impactos en la opinión pública, sobre todo en campañas electorales.

La UCR se encuentra en pleno debate respecto de qué figura promover a la candidatura. En estos días se habrían encargado encuestas que le otorgan una mejor medición a Ricardo Alfonsín por sobre Cobos, pese al celoso silencio que sostienen sus principales dirigentes para evitar dar nombres antes de tiempo.

Curioso el caso del vicepresidente, que pasó de ser expulsado del partido cuando decidió alinearse con el kirchnerismo, a una reconciliación fugaz luego de su votación por las retenciones móviles, aunque ahora pareciera transitar un nuevo divorcio con la UCR luego de haber votado a favor de la remoción de Redrado en la Comisión Bicameral, constituida a los efectos de evaluar el desempeño del ex presidente del Banco Central. Por lo tanto, aún no está claro si Cobos iría como candidato radical o debería formar una coalición o alianza que lo respalde.

Da la sensación de que su condición de opositor al gobierno (del que forma parte) generó un impacto en la opinión pública, tan positivo como fugaz, y hoy sus acciones se encuentran en baja. En política nada es para siempre y es difícil sostener una imagen positiva por mucho tiempo, más aún si se incurren en contradicciones tan grandes como las del vicepresidente.

Dentro de lo que es el arco opositor, es difícil imaginar un escenario que no tenga a Elisa Carrió y Mauricio Macri como protagonistas. Ambos han intentado un acercamiento, sobre todo del lado de la líder de la Coalición Cívica, pero sus críticas a la figura de Mauricio y su padre hicieron mella en el entorno del ex presidente de Boca, más allá de que hoy luzcan lejanas.

Con todo, pareciera que los problemas de gestión de Macri en la Ciudad le han restado en su anhelo presidencial, y es poco probable un posicionamiento a nivel nacional mostrando como únicos logros el bacheo de calles y colocación de rejas en las plazas de la Ciudad, luego de los escándalos del espionaje telefónico y las apologías militares de su ex ministro de Educación. En el caso de Carrió, su conocida dispersión y ambivalencia suelen surtir más efecto en el juego de oposición por oposición misma, pero generan un virtual interrogante sobre cómo sería eso de gobernar un país imaginando escenarios apocalípticos y teniendo que ser la cabeza de una administración a nivel nacional.

De lo expuesto, el análisis más interesante será el que se pueda hacer al interior del peronismo. Solá, el ya lanzado Duhalde, Reutemann y De Narváez (si la Constitución se lo permite, para lo cual ya ha hecho consultas en la Corte Suprema previendo alguna modificación que le permita presentarse) ante Kirchner, quien de conseguir llegar a las internas como presidente del PJ, es muy probable que pueda ser nuevamente candidato.

No es éste un detalle menor: podría existir el caso, de darse curso a la candidatura de De Narváez, de un peronismo albergando en su seno al kirchnerismo y al más importante antikirchnerismo. Luego de su triunfo en las legislativas del año pasado, un resquicio legal que le permitiera a De Narváez ser candidato lo ubicaría como el único dirigente capaz de reunir en su persona antioficialismo y anclaje en los sectores populares de la provincia de Buenos Aires. Si a eso se le suma su perfil mediático, construido desde su condición de empresario de medios de comunicación más que por carisma o capacidad, el combo hace de De Narváez un candidato de temer para el kirchnerismo.

Partidos tradicionales, actores principales. Esta circunstancia haría cambiar el eje del debate: ya no sería el peronismo compitiendo electoralmente contra la oposición, que ha dejado pasar más de una oportunidad sin conseguir aprovechar los momentos de debilidad del kirchnerismo para posicionarse y evitar su atomización. Por el contrario, el foco de atención pasaría a ser solamente el peronismo con sus candidatos disputándose una elección general, es decir, una interna peronista cuyo vencedor sería el próximo presidente. Esta interna informal, seguida de la obligada por la ley, colocaría en disputa electoral a dos candidatos que se reconocen como peronistas pero cuyos orígenes, objetivos y pensamiento son casi irreconciliables en temas sensibles como el rol del Estado, el lugar de lo público y lo privado, modo de acumulación, etcétera.

Esto arroja dos conclusiones finales: por un lado, la certeza de que la política sigue teniendo como actores principales a los partidos tradicionales. Si bien elecciones en los últimos años muestran a candidatos inmersos en coaliciones o frentes amplios que dejen a un lado la rigidez partidaria, consumada la elección y los fines electorales, dichas alianzas terminan siendo inestables y los candidatos se vuelven a refugiar en el partido, en un intento por volver a las fuentes. De la Rúa, Kirchner y Cristina Fernández se impusieron en elecciones presidenciales sin apego al sello partidario. Y si bien el caso de la Alianza fue traumático, el Frente para la Victoria perdió peso en el tiempo y la pretensión de Kirchner por conducir el PJ demuestra un objetivo por disciplinar al partido en torno de su figura.

Por otro lado, teniendo como posibles adversarios dos dirigentes tan distintos como Kirchner y De Narváez dentro del mismo partido, de extracción y trayectoria tan diferentes, cabe preguntarse qué es el peronismo. Sin dudas, se trata de uno de los fenómenos políticos más difíciles de comprender. ¿Un movimiento de reivindicación de los desposeídos? ¿Un partido político estructurado sobre la base de conceptos teóricos contradictorios? ¿Una estrategia de acceso al poder? ¿Una utopía nacionalista? Quizás lo sorprendente del fenómeno peronista sea que consigue encuadrarse parcialmente en todas estas preguntas, y a la vez, en ninguna de ellas en forma completa. La discusión sobre neoliberalismo y progresismo, sobre derechas e izquierdas (que representan ambos posibles candidatos), queda así expuesta sin que el peronismo pueda, por ahora, dar una respuesta.

Hoy, el kirchnerismo sigue adelante, con todas sus contradicciones y limitaciones, pero dispuesto a conducir el PJ y terminar el mandato de CFK con capacidad como para imponer la agenda política y continuar con elementos fundamentales de su gestión, como han sido, entre otras, las políticas de desendeudamiento y reindustrialización con inclusión social, en donde el éxito de la recaudación fiscal ha sido clave para mantener altos estándares de gasto público. Los números han sido más generosos con Néstor Kirchner que lo que vienen siendo con Cristina Fernández, es cierto, pero ambos gobiernos han impuesto una continuidad en ese sentido.

Por lo tanto, con un kirchnerismo todavía en pie, es interesante comenzar a analizar posibles candidaturas para las elecciones del año que viene, pese a que a algunos dirigentes les moleste lanzar su nombre con tanta antelación, acaso pensando que tal circunstancia les restaría puntos ante una campaña que se supone siempre desgastante y crispada. Los tiempos de la política suelen ser vertiginosos y la sensibilidad de los medios de comunicación, como siempre, es un factor de peso para posicionar ciertos candidatos por sobre otros. Así, cada candidato evaluará con detenimiento su desempeño y repercusión en el humor popular, tan proclive a oscilar en un péndulo que prioriza la estabilidad económica y la seguridad laboral.

La otra seguridad, la física, constituye una demanda importante de la clase media, que tiene la capacidad para anteponer sus reclamos y colocarlos como ejes de preocupación de “la gente” y tema de discusión en los debates de campaña de los candidatos.

Nuevo escenario. En primer lugar, la tentación de analizar posibles candidatos impone imaginar un nuevo escenario político a partir de la Ley de Reforma Política sancionada a fines del año pasado, que obliga a quienes aspiren a la presidencia a someterse a un proceso de elecciones primarias, simultáneas, abiertas y obligatorias, y además el partido debe obtener un piso mínimo de votos, estipulado en 1,5% del padrón. Así, teniendo que prestar especial atención al desenvolvimiento de los partidos, la política busca recuperar el protagonismo cedido en los últimos años al show mediático que ironizaba sobre los dirigentes pero que al mismo tiempo constituía un elemento de consideración a la hora de evaluar impactos en la opinión pública, sobre todo en campañas electorales.

La UCR se encuentra en pleno debate respecto de qué figura promover a la candidatura. En estos días se habrían encargado encuestas que le otorgan una mejor medición a Ricardo Alfonsín por sobre Cobos, pese al celoso silencio que sostienen sus principales dirigentes para evitar dar nombres antes de tiempo.

Curioso el caso del vicepresidente, que pasó de ser expulsado del partido cuando decidió alinearse con el kirchnerismo, a una reconciliación fugaz luego de su votación por las retenciones móviles, aunque ahora pareciera transitar un nuevo divorcio con la UCR luego de haber votado a favor de la remoción de Redrado en la Comisión Bicameral, constituida a los efectos de evaluar el desempeño del ex presidente del Banco Central. Por lo tanto, aún no está claro si Cobos iría como candidato radical o debería formar una coalición o alianza que lo respalde.

Da la sensación de que su condición de opositor al gobierno (del que forma parte) generó un impacto en la opinión pública, tan positivo como fugaz, y hoy sus acciones se encuentran en baja. En política nada es para siempre y es difícil sostener una imagen positiva por mucho tiempo, más aún si se incurren en contradicciones tan grandes como las del vicepresidente.

Dentro de lo que es el arco opositor, es difícil imaginar un escenario que no tenga a Elisa Carrió y Mauricio Macri como protagonistas. Ambos han intentado un acercamiento, sobre todo del lado de la líder de la Coalición Cívica, pero sus críticas a la figura de Mauricio y su padre hicieron mella en el entorno del ex presidente de Boca, más allá de que hoy luzcan lejanas.

Con todo, pareciera que los problemas de gestión de Macri en la Ciudad le han restado en su anhelo presidencial, y es poco probable un posicionamiento a nivel nacional mostrando como únicos logros el bacheo de calles y colocación de rejas en las plazas de la Ciudad, luego de los escándalos del espionaje telefónico y las apologías militares de su ex ministro de Educación. En el caso de Carrió, su conocida dispersión y ambivalencia suelen surtir más efecto en el juego de oposición por oposición misma, pero generan un virtual interrogante sobre cómo sería eso de gobernar un país imaginando escenarios apocalípticos y teniendo que ser la cabeza de una administración a nivel nacional.

De lo expuesto, el análisis más interesante será el que se pueda hacer al interior del peronismo. Solá, el ya lanzado Duhalde, Reutemann y De Narváez (si la Constitución se lo permite, para lo cual ya ha hecho consultas en la Corte Suprema previendo alguna modificación que le permita presentarse) ante Kirchner, quien de conseguir llegar a las internas como presidente del PJ, es muy probable que pueda ser nuevamente candidato.

No es éste un detalle menor: podría existir el caso, de darse curso a la candidatura de De Narváez, de un peronismo albergando en su seno al kirchnerismo y al más importante antikirchnerismo. Luego de su triunfo en las legislativas del año pasado, un resquicio legal que le permitiera a De Narváez ser candidato lo ubicaría como el único dirigente capaz de reunir en su persona antioficialismo y anclaje en los sectores populares de la provincia de Buenos Aires. Si a eso se le suma su perfil mediático, construido desde su condición de empresario de medios de comunicación más que por carisma o capacidad, el combo hace de De Narváez un candidato de temer para el kirchnerismo.

Partidos tradicionales, actores principales. Esta circunstancia haría cambiar el eje del debate: ya no sería el peronismo compitiendo electoralmente contra la oposición, que ha dejado pasar más de una oportunidad sin conseguir aprovechar los momentos de debilidad del kirchnerismo para posicionarse y evitar su atomización. Por el contrario, el foco de atención pasaría a ser solamente el peronismo con sus candidatos disputándose una elección general, es decir, una interna peronista cuyo vencedor sería el próximo presidente. Esta interna informal, seguida de la obligada por la ley, colocaría en disputa electoral a dos candidatos que se reconocen como peronistas pero cuyos orígenes, objetivos y pensamiento son casi irreconciliables en temas sensibles como el rol del Estado, el lugar de lo público y lo privado, modo de acumulación, etcétera.

Esto arroja dos conclusiones finales: por un lado, la certeza de que la política sigue teniendo como actores principales a los partidos tradicionales. Si bien elecciones en los últimos años muestran a candidatos inmersos en coaliciones o frentes amplios que dejen a un lado la rigidez partidaria, consumada la elección y los fines electorales, dichas alianzas terminan siendo inestables y los candidatos se vuelven a refugiar en el partido, en un intento por volver a las fuentes. De la Rúa, Kirchner y Cristina Fernández se impusieron en elecciones presidenciales sin apego al sello partidario. Y si bien el caso de la Alianza fue traumático, el Frente para la Victoria perdió peso en el tiempo y la pretensión de Kirchner por conducir el PJ demuestra un objetivo por disciplinar al partido en torno de su figura.

Por otro lado, teniendo como posibles adversarios dos dirigentes tan distintos como Kirchner y De Narváez dentro del mismo partido, de extracción y trayectoria tan diferentes, cabe preguntarse qué es el peronismo. Sin dudas, se trata de uno de los fenómenos políticos más difíciles de comprender. ¿Un movimiento de reivindicación de los desposeídos? ¿Un partido político estructurado sobre la base de conceptos teóricos contradictorios? ¿Una estrategia de acceso al poder? ¿Una utopía nacionalista? Quizás lo sorprendente del fenómeno peronista sea que consigue encuadrarse parcialmente en todas estas preguntas, y a la vez, en ninguna de ellas en forma completa. La discusión sobre neoliberalismo y progresismo, sobre derechas e izquierdas (que representan ambos posibles candidatos), queda así expuesta sin que el peronismo pueda, por ahora, dar una respuesta.
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