viernes, 1 de julio de 2011

El Legado de Perón



Fue un predestinado, un justiciero prudente y desbordado de templanza, el cerebro de un sistema que rompió con los moldes dependientes dominantes. El vuelo del cóndor lo acompañó desde niño.

Para ello se preparó. Para conducir pueblos. Jamás para figurar como lugarteniente de comités. No podía entender la justicia social sin un gobierno nacional que hiciera "lo que el pueblo quiere" y "defendiera un sólo interés: el del pueblo".

Concibió la política sencillamente así: como un instrumento -y no un fin- por el que se satisfacen las ansias reivindicativas populares.

concibió la comunidad organizada

Fue conductor, poeta, maestro, historiador, escritor y, fundamentalmente, amigo. Conversó de igual a igual con su pueblo, sin medias tintas ni reservas mentales, sin secretos ni engaños, de frente y con la verdad porque ésta, como de forma recurrente se encargaba de puntualizar, "habla siempre sin artificios".

Convirtió un enclave colonial en una orgullosa Nación, industrializada e inmersa altivamente en el concierto mundial. Dio a manos llenas, de forma generosa. Planificó, construyó y legó toda una concepción ideológica y doctrinaria aún incomprendida por quienes sueñan con un país bananero y ahistórico.

La reacción oligárquica de 1955 cercenó el sistema de realizaciones.

un 1 de julio de 1974, a las 13.15, rubricó eternamente su legado, su pensamiento aún vigente, sus consejos e instrucciones precisas e inconmovibles, su convocatoria a la unidad de todos y su llamado a vivir con el fruto del trabajo argentino.

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