ADN | Peronista

¿Es una herejía el análisis político ideológico?
Desde ya que es absolutamente legítimo plantear el desacuerdo con la conducción de una fuerza política, ya sea por el rol de los conductores, o por el rumbo que estos le fijan; precisamente para esos casos están las vías de los cuerpos orgánicos que tiene la estructura partidaria. Pero a poco de andar se verá si el desacuerdo es con una política, o si lo es con el político que detenta el cargo (al que aspiran), sin importarles realmente lo que le suceda al Pueblo, o a su propio partido.
Consideramos como muy saludable el ejercitar la crítica constructiva, tanto como el análisis riguroso de las problemáticas políticas. En este sentido, el debate franco, abierto y respetuoso de la palabra, debe ser una constante dentro de las organizaciones libres del Pueblo; de lo contrario, triunfará el oportunismo, y fracasarán las intenciones fundantes de esas organizaciones, convirtiéndolas, una vez más, en trofeos del antipueblo.
Así planteadas las cosas, si el Justicialismo cierra las puertas del debate ideológico, dados los signos de los tiempos que se avecinan, será como abrirlas (otra vez) al neoliberalismo para que ocupe la cúpula partidaria.
La doctrina no es tinta muerta, es el pilar conceptual sobre el que se erige la identidad común que nos abriga, haciéndonos compañeros de lucha. Su actualización y adecuación permanente al devenir de la historia, lejos de ser una herejía, es la condición de posibilidad de la realización de los valores que la inspiraron. Toda discusión clausurada es una discusión perdida, y lo que en este caso está en juego, es la posibilidad de que el peronismo siga asumiendo un rol protagónico en la cristalización de un proyecto nacional y popular.