jueves, 20 de agosto de 2009

La dignidad de la persona humana es innegociable.
El Justicialismo es una filosofía de vida: simple, práctica, popular, profundamente Cristiana y profundamente Humanista. Desde esa concepción, la dignidad de la persona humana es innegociable; ninguna cuestión material puede ponerse por sobre ella.
Por eso, y parados en esa concepción doctrinaria, decimos sin eufemismos:
A quienes proponen (por enésima vez) la solución del libre mercado, les recordamos que la crisis más grande del capitalismo surgió de esa receta. Pero además les avisamos (por si no están enterados), que el subsidio estatal es la llave que terminan utilizando las economías más desarrolladas. ¿Qué otra cosa hicieron Bush y Obama, al darles ¡ocho billones de dólares! al puñadito de empresas que estafó al mundo con sus maniobras financieras? ¿Qué otra cosa hace la Unión Europea con sus industrias regionales, que no sea subsidiarlas? ¿Acaso la Organización Mundial del Comercio no es, finalmente, una especie de oficina que distribuye cupos de proteccionismo o aperturas para las economías, según los intereses del G7? Tal como lo prueba la realidad, el libre mercado es el medio más eficiente para la concentración de la riqueza.
A quienes claman por la no intervención del Estado en materia económica, pero también se preguntan (¿en verdad lo hacen?) sobre el porqué de la pobreza, les recordamos que no existe actividad económica que no acarree consecuencias sociales; y que la pretensión indiscriminada de aumentar la rentabilidad, ha tenido como consecuencia histórica la pobreza estructural que no terminamos de desalojar. Estos sectores piden libertad de precios, pero la quieren con prisión de los salarios.

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