Ninguna fuerza política fue votada por el 70%.
Los medios propagaron a los cuatro vientos que al gobierno nacional no lo habían votado el 70% de los sufragantes, cuestión que es absolutamente cierta. Tan cierta como que también sucedió lo mismo con la alianza UCR-ARI, que sólo fue votada por el 30%, y por ende, no la votó el restante 70% de los ciudadanos que sufragaron. Bastante peor le fue al macrismo y compañía, ya que no fueron votados por el 82% del total de votantes de Argentina.
¿Hacia adonde apuntan quienes sostienen que al gobierno nacional no lo votó el 70%, ocultando que lo mismo (o peor) le sucedió al resto de las fuerzas políticas que participaron en las elecciones?
¿Acaso querrán insinuar que cuando un candidato no es votado por la mayoría absoluta del padrón que lo elige, carecerá de legitimidad para representar a sus votantes? Si esto fuese así, sólo las mayorías absolutas tendrían posibilidad de representación en los organismos colegiados de gobierno. Es más, siguiendo tales criterios, la república se quedaría sin representación popular si se diera el caso de que ninguno llegara a esa mayoría ¿quién debería gobernar, si todos carecieran de esa legitimidad? ¡Ciertamente un absurdo!
Basados en ese absurdo, hay quienes piden destitución en las conducciones de sus partidos, porque éstos no han resultado victoriosos en las urnas. En verdad tales personas, en la mayoría de los casos, actúan de forma tal que parecen simples oportunistas, o arrebatadores de ocasión; o lo que es peor, incapaces de construir un espacio por dentro o por fuera de las fronteras partidarias.
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