viernes, 11 de diciembre de 2009

10 preguntas para Juan Manuel Abal Medina sobre la Reforma Política


El vicejefe de Gabinete, uno de los principales autores de la reforma política, habla sobre la nueva ley y los cambios que impone al sistema electoral.
1. ¿Qué cambia con la nueva ley?
Abal Medina:Creo que lo primero que hay que aclarar es eso, que apunta al mediano y largo plazo. No es que uno aprueba esta ley y mañana hay menos partidos.
2. Hay quienes cuestionan si éste era el momento de tratarla.
AM: Es un argumento muy débil. Siempre hay otras urgencias. Y pensar que cuestiones que tienen que ver con la calidad institucional no son prioritarias es un disparate.
3. Pero, ¿por qué quedaron cuestiones afuera, como la boleta única o el voto electrónico?
AM: Básicamente, los temas que toca la ley son los que tuvieron más consenso en el proceso de diálogo político. Hay varias cuestiones que todavía son susceptibles de trabajar, como la boleta única o la desproporcionalidad territorial del sistema electoral. Pero cuidado, porque, por ejemplo, se habla del voto electrónico, pero el voto electrónico es un mecanismo que funciona sólo en algunos países del mundo, y en muchos está muy cuestionado. En lo personal, me despierta dudas. Si se siembran fácilmente sospechas sobre un resultado, imaginemos si se tratara de un proceso informático. Por otro lado, la boleta única no se puede aplicar con los 700 partidos que tenemos.
4. ¿Cómo puede llegar a afectar el nuevo régimen a los partidos más chicos?
AM: Ésta no es una ley contra los partidos chicos. Una de las patas de la norma es el financiamiento de los partidos, a partir del cual esos partidos más chicos van a pasar a tener un financiamiento similar al de los grandes, con un espacio en los medios similar.
5. En cuanto al correlato político, las opiniones difieren. Algunos creen que es un traje a medida de Néstor Kirchner mientras que otros sostienen que el nuevo sistema lo terminará perjudicando.
AM: Lo importante de esta ley es que no tiene nombre y apellido. Acá no hay nada que nos convenga más a nosotros. Las limitaciones al financiamiento, que todo el mundo dice que apuntan exclusivamente contra Francisco de Narváez, también nos afectan a nosotros. No es cierto que esta reforma nos convenga por alguna razón mágica.
6. ¿Pero no pierde legitimidad en la medida en que fue pensada por un Gobierno que promueve prácticas institucionales muy cuestionables, como las candidaturas testimoniales?
AM: Las prácticas anómalas en un sistema partidario son consecuencia del debilitamiento de los partidos. No son la causa. Y las usan todos los partidos. El mayor número de colectoras en las últimas elecciones lo tuvo la Coalición Cívica en la Ciudad de Buenos Aires.
7. Usted hacía hincapié en el largo plazo. ¿Es posible esperar algún cambio en el sistema tomando en cuenta los fracasos de las anteriores reformas políticas?
AM: En 2002 el resultado fue muy pobre porque no fueron obligatorias para los partidos. Los pocos que se presentaban y hacían las cosas bien, terminaban pagando el costo. Por eso decidimos adoptar el modelo que funciona en Uruguay o en Santa Fe, que las internas sean simultáneas y obligatorias. Es una diferencia sustancial.
8. ¿Faltó discusión?
AM: Venimos discutiendo desde julio, con los partidos, con organizaciones y con especialistas. Esta norma tuvo mucho más consenso que votos, a la inversa de la anterior que consiguió una enorme cantidad de votos. Pero observemos qué pasó, porque todos la votaron e inmediatamente se derogó. Justamente porque no tenía demasiado consenso.
9. Y, en este caso, ¿por qué no tuvieron votos?
AM: Creo que primó mucho una puesta en escena de la oposición, que buscó mostrar un desacuerdo pero en la realidad eso no pasaba. En los puntos centrales de esta ley, como el tema del financiamiento, el 90 por ciento de los partidos está de acuerdo.
10. ¿Se viene un cambio de escenario con el nuevo Congreso?
AM: Depende de cómo se lo utilice. Si el Congreso pasa a ser una forma de obstaculizar al Gobierno sería muy grave. El oficialismo hizo una mala elección, pero numéricamente es la primera minoría. Hay que tener cuidado porque no estamos en un escenario similar al de 1987 o al de 1997, en donde el oficialismo pierde ante una alternativa que lo supera claramente. Con lo cual si juegan a entorpecer, será un problema para todos.

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