
Se multiplican los desalojos de pequeños productores. Los casos de pequeños campesinos que se ven forzados a dejar las tierras donde viven y trabajan desde hace décadas son cada vez más numerosos. Gianfranco Macri y otros grandes empresarios son protagonistas de expulsiones de estos días.
Son historias personales y colectivas que se repiten en diferentes puntos del país. Modus operandi reiterados que se multiplican con las declaraciones en primera persona de los afectados y en los escritos judiciales: primero los campesinos son engañados para firmar documentos que supuestamente los benefician, luego llega la intimación para abandonar sus tierras, después la presencia policial para concretar el desalojo y un sistema judicial que se convierte en “la herramienta más sofisticada del modelo de los agronegocios”, como denunció el abogado Ramiro Fresneda, integrante del Movimiento Campesino de Córdoba. Son historias comunes que afectan a campesinos y habitantes originarios de Salta, Formosa, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe –la lista continúa– que pasan sus días entre la cría de animales, la cosecha de vegetales, granos y la lucha por no ser desplazados.
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